por Sabrina Mellera
Era una tarde soleada, el sol calentaba los pómulos y no había agua que refrescara la garganta. A la orilla del camino de tierra había unos pocos árboles que daban una sombra escasa y los animales se refugiaban como podían.
Eran tres amigas que salieron en busca de aventuras. Anduvieron bicicleteando sin rumbo un buen rato por un camino desolado. Cada vez más se alejaban de la ciudad. Pero no les importaba. Llegaron a un cruce de tres caminos, y decidieron tomar el del medio. En un momento, vieron en el horizonte a lo lejos una mancha negra. Siguieron bicicleteando para ver qué era eso tan lejano. La visión de ese misterio se interrumpía por unos árboles. Lo que llamaba la atención era la cantidad de cuervos que andaban por esa zona y el ladrar de unos perros que hacían eco en la tarde solitaria. Después de un buen rato llegaron al lugar. Era un ranchito de barro, despintado, con hierbas y pastizales muy altos. En la pared del frente colgaba un cartel que decía "Las tres marías". Golpearon las manos para pedir agua pero no hallaron respuesta. Siguieron insistiendo un rato y de repente se asomó por la puerta trasera una señora mayor que se acercaba con dificultad hacia ellas. Al verlas, se dibujó en su rostro un gesto de sorpresa como si haría mucho tiempo que no la visitaba nadie. En ese momento, las tres se miraron y sus caras demostraron miedo.
-¡Hola señora!-dijo Marta con voz temblorosa.
Las otras dos se asombraron ante la actitud de ésta y dijeron a coro:
- ¡Hola señora!
La anciana las miró fijamente a las tres y contestó:
-¿qué andan haciendo por acá?
- Ehhhhhhhhh salimos en busca de aventuras….dijo Carla
- Las otras dos la miraron cómo para comérsela cruda
- Ahhhhhh ¡con qué andan en busca de …!
- Interrumpió Belén diciendo ¿no nos daría un vaso de agua?
- ¡Pero como no! Adelante.
La anciana entró al rancho, agarró una jarra de cristal y salió caminando hacia el arroyo.
Las tres la miraron de lejos. En ese instante pensaron lo peor.
-No tengan miedo - dijo. Yo no tengo agua potable. Tomo el agua del arroyo que no está contaminada y es favorable para mi salud. Si no me creen, tomaré yo primera.
Se acercaron y comprobaron que esa mancha que habían visto de lejos eran los cuervos que tomaban agua en el arroyo. Lo misterioso era que el agua estaba limpia. Desesperadamente comenzaron a tomar porque las gargantas estaban tan secas que ya no salían las palabras.
Descansaron un rato a la sombra y la señora nos invitó a recorrer el arroyo.
- Este arroyo tiene un secreto- dijo.
¿Un secreto? Las tres a coro.
-Sí un secreto y comenzó a contarnos la historia:
-"Cuentan que hace muchos años este arroyo era una isla y cerca de acá había un palacio donde vivía la hija del rey Alcínoo, Nausícaa. Un día una de las diosas del olimpo, Atenea hizo que ésta ayudara a Ulises a regresar a su isla de Ítaca porque se había perdido naufragando y dormía en los árboles que rodean mi rancho..
-¿y qué sucedió? Dijo Marta.
- Pará no seas impaciente- dijo Carla.
Belén miraba a su alrededor por si venía alguien para secuestrar a las tres. Esa escena la había visto en una película la noche anterior. Había una vieja que engañaba chicas que las encerraba para luego venderlas como sirvienta a otro país.
- Chicas vamos, ya es casi de noche –dijo Belén
- No pará –dijo Carla
-¡Callate!. No insistas querés, me interesa la historia.-gritó Marta
- Siga, siga contando- dijo Carla
- "Dicen que la diosa Atenea envió un sueño a Nausícaa y ha soñado que una de sus amigas la ha estimulado a lavar la ropa de toda su familia acá, en este preciso lugar. Al día siguiente ésta pide permiso a sus padres y asiste a este lugar junto a unas amigas en un carruaje tirado con mulas. Se ponen a jugar con la pelota y se les cae al agua. Éstas ante la desesperación de perderla, gritan y despiertan a Ulises que estaba durmiendo. Al verlo se asustan y salen corriendo dejándola a Nausícaa sola con él. Ulises era un hombre atractivo, musculoso, barbudo, con el pelo largo y se encontraba desnudo, solamente se tapaba sus partes íntimas con una hojita de ombú". Imagínense si ustedes hoy acá, solas como andan en busca de aventuras aparecería un hombre en ese estado: ¿Qué harían?
- yyyyyyyy… saldríamos corriendo- dijo Belén con astucia.
- No…… yo ni lo pienso- dijo Carla
Ahhh ¡mira vos! pero Nausícaa ayudó a Ulises a volver a su isla y regresó con las criadas al palacio. Ella quedó anonadada al ver tanta hermosura y lo deseó como esposo, pero el amor de este hombre le correspondía a otra doncella.
"Algunos dicen que Nausícaa se casó con otro hombre y tuvo un hijo; otros comentan que se ha suicidado, por eso su espíritu quedó deambulando en el arroyo, lugar donde conoció el amor de su vida".
-Yo solamente puede comprobar que si bien hay sequía en la zona, todas las noches se escucha el llanto de una doncella y se siente que sus lágrimas cae como una cascada hacia el arroyo. Esa es la causa del por qué este arroyo nunca se ha secado.
FIN
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