miércoles, 3 de diciembre de 2008

Los cuadros.

Sí ya sé lo que quiere explicarme. Mis hijos me lo dicen siempre: que en un departamento pequeño viviríamos mejor, que Manuel está viejo y que en el centro estaríamos más cerca de ellos, pero yo no pienso mudarme. Ésta fue siempre la casa de mis sueños. La primera vez que llegué aquí tenía diecinueve años. Vine con mi padre a limpiarla unos meses después de haberla comprado. Mi madre nunca quiso mudarse aquí, decía que el primer día que entró sintió que tenía olor a otros y que al cerrar los ojos le parecía que todavía estaban aquí.
Al cruzar la calle la vi, con su portal majestuoso, y en el pecho, la cara de un león con una argolla de pesadísimo bronce en la boca. Cuando puse mis pies sobre el mármol verde de engalana el umbral, mi vida cambió para siempre. Después, el zaguán y al llegar a la garganta, un patio fresco reinado por un ceibo que dejaba caer sus flores sobre el pequeñísimo cantero que aún lo contiene. En corro estaban las ocho puertas que vi en ese momento.
Mi padre volvió a la puerta principal, había llegado el plomero que venía a hacer un presupuesto para cambiar el sistema de cañerías.
Yo me dispuse a revisar las habitaciones que se comunicaban entre sí, todas amplias con viejísima pinotea en los pisos y paredes húmedas. Volví a salir al patio central y caminé siguiendo el ángulo recto de la pared lateral, asentada en barro y tapizada por telas de araña, hasta que descubrí la novena puerta de la casa, más pequeña que las otras, perteneciente a una oscura habitación. Me agaché para entrar. Pensé que podría haber sido un cuarto utilizado como almacén. Pero cuando estuve adentro descubrí que en las paredes había pinturas colgadas. Eran trece en total. Me acerqué a una de ellas. No podía distinguir las formas dibujadas pero supuse que eran dibujos de un niño. Al pasar mi mano sobre ella distinguí las huellas que habían dejado las gruesas pinceladas del óleo. Separé el cuadro de la pared para descolgarlo porque la escasa luz que el viejo postigo dejaba colar no me permitía ver bien y, en ese momento, puedo jurar que el piso de la habitación se había inclinado tanto que me tumbé sobre la pared frente a la que me encontraba de pie y salí de la habitación despavorida. En el patio me encontré con mi padre:
-Vamos a casa- me dijo y yo caminé hacia él disimulando el miedo.- Me siento un poco mareado;… volvamos mañana.
Al día siguiente le propuse a mi padre volver pero él dijo que no podría ese día. Le dije que podía ir sola para terminar el trabajo y él me entregó un llavero de plata con una inicial en bajo relieve y una antigua llave oscura pendiendo de él. Caminé ligero y al llegar me dirigí sin escala al cuarto trasero. Esta vez dejé la puerta abierta para ver mejor… o para huir más rápido. Me paré en el medio de la habitación; la curiosidad aumentaba mi ansiedad y quería ver todos los cuadros a la vez, entonces giré en el sentido contrario al reloj recorriendo las pinturas una a una, como si viajara hacia el pasado observando un paisaje bidimensional muy peculiar. En algún momento algo se invirtió, los cuadros se transformaron en las paredes del cuarto y el cuarto en la pequeña caja de lados transparentes en donde me encontré prisionera, con la puerta abierta. Y lo vi a él pintando bajo el ceibo del patio principal. Primero de niño, después mayor. Pude verlo dibujándola a ella…, inventando su pelo mientras contorneaba su rostro con los dedos pintados de siena y ocre. Sentí sus manos… llevé las mías a mi cabeza y toqué las suyas inventando mi cabello, descubriéndome. Creo que en ese momento caí al suelo, desvanecida, para despertar unos minutos más tarde.
Busqué las llaves en mi bolsillo y salí de la casa.
Esa noche le pregunté a mi padre si tenía datos sobre el antiguo dueño de la casa.
- El vendedor me dijo que era de un pintor excéntrico, joven, que se mudó a Francia – me contestó- Un loco menos para este país. Decía que estaba enamorado de una mujer que habitaba adentro de sus cuadros.
Así fue como llegué a esta casa. Me enamoré de ella y de Manuel. No podemos mudarnos, ¿entiende? Aquí comenzó nuestro amor.


Ana Pérez Cazal.
3/12/2008

El otro yo

Todos dicen que estoy un poco raro estos días.
Mi psicoanalista me comunicó que estoy pasando un período de stress a lo mejor producido por el exceso de trabajo y responsabilidades.
A veces hago y digo cosas que luego viéndolas a la distancia no comprendo cómo las hice o las dije.
Hay muchas cosas que dejaron de gustarme.
Veo lugares que no visité y me resultan familiares.
Por la noche antes de acostarme estuve largo rato peinándome.Nunca me importó el cuidado de mi cabello
De pronto pregunté en voz alta:
-¿Acaso este que veo en el espejo soy yo?
De repente un sudor helado corrió por mi espalda y mi cara palideció cuando oí una voz que venía del espejo y me habló con mis propios labios:
-No eres tú. Soy el que vive dentro de ti.SOY TU OTRO YO. .

domingo, 30 de noviembre de 2008

Cementerio

El último adiós al multimillonario di Santi tomó por sorpresa a todo el mundo. El día viernes, la multitud se agolpó en el Cementerio de La Recoleta. Los medios indicaron que Gian Franco, el único heredero del magnate, parecía muy compungido por la pérdida. Pronunció que la noticia de la muerte de su padre lo había devastado, a pesar de la reconocida enemistad por el manejo empresarial. Ahora el destino lo llevaba a conducir la fortuna familiar. Poco después, pidió compasión y tranquilidad. Se dirigió a su Mercedesz. Allí, bajó la ventanilla derecha. Observó. Las cruces se le reían.

viernes, 28 de noviembre de 2008

Crónicas de taller.

por Ana Pérez Casal


Soy Gabriela, profesora de letras y periodista del diario La Capital de Mar del Plata.
Llegué a Chascomús, a coordinar el curso ( a mí me gusta llamarlo taller) de Escritura Literaria para Docentes.
El primer viernes me encontré con una multitud de cincuenta cotorras que pude, a duras penas, encerrar en la sala de Música de la Escuela Normal. Y seguían llegando más, quizás guiadas por el ruido de las otras se encerraban solas.
Pasada la media hora de clase, cuidadosamente planificada que constaba de una técnica de presentación y otra de elaboración grupal de expectativas, pude comprobar que no eran cotorras sino urracas aficionadas a la mediocridad y aferradas a la birome que iban convirtiéndose en cuervos dispuestos a picotearme los ojos cuando les mencioné la palabra Internet. Me acusaron de impostora por no haberles avisado y creo que, hasta pensaron que las insultaba cuando dije la palabra blog.
Me fui silbando bajito y pensando por qué no me quedé sólo con el grupo de Castelli. ¡Todo por dos mangos de porquería que, quién sabe cuando cobraré! O por amor al arte… ¡qué sé yo!
Después siguieron la construcción del narrador, la lógica argumental, el cuento fantástico, Don Quijote, la microficción, entre otros.
A medida que fueron pasando las semanas, eran menos las sillas ocupadas pero crecía la avidez que demostraban en su interés por escribir y por leer.
Hoy que todo termina, me dicen que sienten el duelo que uno vive cuando se da cuenta de que llegó a la última hoja de la novela.
Ahora no me arrepiento y supongo que ellas tampoco.

A PEDIDO DEL PÚBLICO...


... van más argumentos de Nathaniel Hawthorne. Cosa de matar el calor escribiendo
Gabriela

- Un hombre, en la vigilia, piensa bien de otro y confía en él plenamente, pero lo inquietan sueños en que ese amigo obra como enemigo mortal. Se revela, al fin, que el carácter soñado era el verdadero. La explicación sería la percepción instintiva de la verdad.

- En medio de una multitud imaginar a un hombre cuyo destino y cuya vida están en poder de otro, como si los dos estuvieran en un desierto.

- Un hombre de fuerte voluntad ordena a otro, moralmente sujeto a él, la ejecución de un acto. El que ordena muere y el otro, hasta el fin de sus días, sigue ejecutando aquel acto.

- Un hombre rico deja en su testamento su casa a una pareja pobre. Ésta se muda allí; encuentran un sirviente sombrío que el testamento les prohíbe expulsar. El sirviente los atormenta; se descubre, al fin, que es el hombre que les ha legado la casa.

- Dos personas esperan en la calle un acontecimiento y la aparición de los principales actores. El acontecimiento ya está ocurriendo y ellos son los actores.

- Que un hombre escriba un cuento y compruebe que éste se desarrolla contra sus intenciones; que los personajes no obren como él quería; que ocurran hechos no previstos por él y que se acerque a una catástrofe, que él trate, en vano, de eludir. Este cuento podría prefigurar su propio destino y uno de los personajes sería él.

- Dos personas esperan en la calle un acontecimiento y la aparición de los principales actores. El acontecimiento está ocurriendo y ellos son los actores

1868

domingo, 23 de noviembre de 2008

ASI TRABAJAMOS




¡Quién diría! Si hasta parece que trabajamos en serio.
Besos a todas
Gabriela

DIARIO DEL LECTOR

María José Grenabuena


JIM

Este cuento me dejó un sabor amargo, quizá por la tristeza de Jim, quizá por todo lo que Jim ha vivido en su vida, ya que había sido marine y antiguo combatiente de Vietnam, ahora él va en busca de la poesía, quizá en busca de paz.
Me impacta la imagen del tragafuegos, agitando su antorcha y riéndose en forma feroz, cómo queda Jim frente al fuego, hechizado, chingado, creo que el hecho de mirar al fuego lo retrotrae al pasado, lo deja sordo, inmóvil, traumado… Jim frente a sus fantasmas… Creo que el tragafuegos sabe lo que le causa, tal vez porque ha pasado por lo mismo, tal vez porque también es un ex combatiente, puede ser por la cicatriz vertical que le va desde el ombligo al pecho. Y en el fondo de su soledad Jim parece que buscara la muerte.



EL CORAZÓN DELATOR


Este texto me pareció muy gracioso, me encanta cuando dice “siempre he sido nervioso, muy nervioso”, y cómo pudo planificar tan fríamente el asesinato, simplemente porque le molestaba el ojo; cómo se vanagloria, como diciendo qué inteligente fui, qué precavido. Se creyó que cometía el crimen perfecto, pero finalmente lo traicionó la conciencia. Inefable.

La promesa.


Juan dice, que no, no hay mucho para contar, que su historia, es una más, una simple historia que uno cuenta cuando está melancólico o quizás quiere hacer llorar al lector. Tiene sus ojos empañados, parece que jamás se secaran, hay olor a muerte y sangre en sus manos.

Pero le dije:-Juan estoy aquí para escucharte.

Desde chico se me iluminaban la cara cada vez que los veía pasar con sus trajes negros y su gorra que brillaba con el sol. ¡Deseaba tanto ser como ellos!, que fascinación, bueno era chico y uno cuando es chico sueña.

Por fin llego el día, llego la edad justa para cumplir mi sueño.

Me acuerdo que ese día llego una carta, del estado por supuesto, decía que debía presentarme en el regimiento a las 7tmo a las 500. am, yo ansioso, pero mamá lloraba y me grita con la voz ronca de tanta angustia, ¡ nooo porque no mandaran a sus hijos a la guerra! Porque a mí. En eso, lo miro al abuelo que con sus parpados caídos por los años, me miro, y de viejo sabio nada mas, tomo el bastón, bajo su cabeza y se retiro de la cocina.

Recuerdo ese día como si fuera hoy, ahí estábamos todos los jóvenes en una fila, en eso llega un capitán anunciando que era hora de despedirse de los familiares y así lo hice, recuerdo el olor de mamá cuando acerque mi cara para besarla, eso si que no lo olvido jamás y bueno, le dije al oído: - te prometo que vuelvo!

Al día siguiente nos embarcaron en un avión de guerra, yo feliz que por fin el sueño se me había cumplido. ¡Que tonto, si hubiese sabido lo que en realidad era se soldado de la guerra no me hubiese permitido soñar.

Entonces la pesadilla comenzó, vi como mis compañeros morían, como pedían que no los mataran, sus cuerpos parecian rompecabezas, ah! Y el ruido de las bombas que iluminaban la noche con sangre.

Que ser puede escapar ante tanto horror.

Sí, pero yo lo hice, era una noche muy oscura y fría estábamos apostados con nuestra armas y tapados con hiedra, no sé, no me preguntes cómo, ni en que momento comencé a correr entre la selva, pasaron, no sé cuantos días, solo se que cuando me encontraron los aldeanos del lugar tenia las carretillas duras igualito al perro que esta a punto de morir, los pies inflamados y hasta me cortaron un dedo por la gangrena.

Sabes? Hubiese deseado morir en ese momento, horror, culpa, alegría, tristeza, todo los sentimiento se agolparon en mi pecho, deseaba morir, era mi único escape.

Ellos me cuidaron, me alimentaron, dieron todo por mí.

Trabaje mucho para devolverles el favor de haberme regalado una nueva vida, pero le había prometido volver a mamá, entonces decidí empezar a investigar como podía volver a casa, dios mío ¡que horror esa noche, cuando ví como colgaban a los aldeanos por haberme ayudado y a mí me llevaron los coqueros, para luchar en sú guerra.

Recuerdo que primero me tiraron en un pozo, el olor a excremento y carne podrida se hacia casi imposible respirar; no pude ver el sol, el hambre hacia que mi boca salivara hasta que tomé la decisión, y casi sin pensarlo tome el pie de alguien y haciendo la señal de la cruz, lo comí, desesperado como animal de carroña. Discúlpame pero voy a tomar un poco de agua, dijo.

Pude observar que muy lentamente se inclinó ante la bacha de la cocina y comenzó a vomitar, volvió en silencio y se sentó en la silla y continuó su relato.

Una noche de esas, no se cuál exactamente pero vi como una luz vino hacia mí, me taparon los ojos y entre caídas y patadas llegue supuestamente a hablar con el jefe, y me dijo: _haber ud. dígame su nombre.

_ Juan. Conteste

_ parece que le falta mucho para ser hombre, no? Me dijeron que se quiere volver a su casa? Conteste le estoy haciendo una pregunta o es sordo?

Como pude respondí un sí con la cabeza.

- bueno, Sánchez sacame este gusano de mi vista y llevalo a la cueva, dale algo de comer que mañana tiene que salir con uds, de alguna manera me tiene que pagar la estadía.

Apenas el sol asomaba me sacaron de la cueva y me subieron a un camión, entonces pregunte al que estaba al lado mió: _ que nos van a matar?

_! no_ me dijo, algo peor, vamos a cazar pibes para el jefe.

Entonces desde ese momento pensé en una sola cosa, quería morirme ante tanta desgracia.

Fue así que a mí y a mi compañero nos bajaron, a él le dieron un arma y a mi un cuchillo.

Nos dijeron: - ven ese rancho hay una mujer con su hijo, vallan y tráiganmelo vivo al pibe, con la mujer hagan lo que quieran, es la vida de ud.o la del pibe.

Así fue como a gatas llegamos hasta el lugar pateamos la puerta y allí estaba ella, que sorprendida al vernos tiro el lápiz y el cuaderno y tomo a su hijo entre sus brazos, mi compañero se lo arrancó y mientras yo la sostenía, porque gritaba y lloraba cuál animal le quitan su cachorro, sentí que algo caliente corria por mi rostro, ella tal como una fiera corto mi cara.

En medio del llanto, gritos y confusión le saque el niño y lo deje tirado en el patio y huimos.

Mi compañero no dejaba de decirme que estaba loco, que nos iban a matar.

Pero de una buena trompada le hice entender que había que volver.

En silencio subimos al camión, arrancamos, y llegamos a la casa del jefe. Me acuerdo que nos bajaron de él a patadas, nos desnudaron y nos azotaron hasta el cansancio, cuando nos creyeron casi muerto, nos dejaron, solos con la luz de la luna como compañía. Yo no hacia otra cosa que mirar al cielo y suplicarle a dios poder cumplir la promesa que le había hecho a mi madre.

Una de esas noche estando yo estacado en el patio veo como mi compañero dio su último suspiro y a partir de esa noche no hice otra cosa que pedirle a dios que pudiera sobrevivir, en ese instante llega uno de ellos tira a mi compañero en la caja de uno de los camiones y al oído dice _ hacete el muerto.

Sin decir nada obedecí, a mi amigo lo tiraron al rió y a mi tambien, se subieron apresurados y no supe mas nada de ellos.

Vi, como los animales hacían de mi compañero el mejor banquete, yo cerré los ojos y deje que dios decidiera sobre mi vida.

Pero no se en que momento o como sucedió, pero al otro día aparecí en una rancho y allí estaba ella cuidando de mí, me miró y dijo_ fuiste el único que me devolvió el último hijo que me quedaba, creo que debo devolverte el favor.

_Juan, y que paso con ella?

_murió después de estar tantos años conmigo.

_¿Y su hijo?

_ el hijo fue entregado a una fundación que protege a los niños de la guerra.

_ ¿y nunca mas supiste de él?

_ Si, hoy está en enfrente mío.

Cecilia Velazco

MICROCUENTOS

por Claudia Nájera


El sueño del pibe

Toda la vida soñé este momento, no puedo defraudar a quienes confiaron en mí. Debo serenarme, estudiar y resolver rápidamente.

Bien, aquí voy… saca Ustari, con un pelotazo al pecho de Riquelme, Román toca con pase de profundidad a Lázaro, con caño incluido y una rabona de más, toca para Silvera; Kuqui abre la cancha con Lavessi, éste echa un centro pasado. Román vuelve la jugada para atrás, me ve, aquí viene, me pasa la pelota, me doy vuelta… oh San Expedito, sólo un milagro. Aquí voy, paso a uno, estoy mano a mano con el arqueroooo…sí, sí, goooool!!






María

A partir de hoy pisotéenme todo cuanto quieran, pero ya nadie me pondrá un pie encima.

María sonrió y se acomodó en su tumba.

jueves, 20 de noviembre de 2008

ME ENAMORE SIN IMPORTAR NADA

Cipriano era un chico màs bien bajo de pelo castaño y ojos que reflejaban una constante tristeza.
En el verano conociò una chica de la cuàl se enamorò .
Èl pertenecìa a una familia muy pobre, en cambio Lucìa era la ùnica hija de un famoso coufier .
Ella cuenta a sus padres que habìa conocido a un chico del cuàl se habìa enamorado .
Su padre le habìa prohibido volver a ver al chico cuando se entera de su situaciòn econòmica.
Ellos planean seguir vièndose y el encuentro serìa en un shopping .Todo estaba arreglado , su mejor amiga la invitò a dormir a su casa y a la nochecita irìan a la cita.
Cipriano le pide a su hermano que lo ayude en su arreglo personal , èste desesperado entra en una lujosa sastrerìa y roba un traje , zapatos y camisa.
Corre al auto, allì lo esperaba su hermano, minutos màs tarde es interceptado por la policìa .
Se produce un tiroteo y Cipriano resulta herido en el brazo , perdìa mucha sangre ya que la herida era profunda.
Logran despistar a la policìa y se dirigen a la guardia del hospital , allì lo curan , los mèdicos dan aviso a la policìa y los capturan.
En el trayecto a la comisarìa , èstos logran escapar del auto arrojàndose del mismo.Varios patrulleros los persiguen pero conocìan otros accesos y logran esconderse en un baldìo .Faltando cinco minutos Cipriano llega al shopping y encuentra a Lucìa sentada esperàndolo .
El chico le cuenta lo que le habìa ocurrido y ella no podìa creerlo hasta que viò la herida en su brazo.
Pasaron varios meses y se siguieron viendo a escondidas hasta que un dìa Lucìa se entera a travès de una carta que de muy bebè habìa sido abandonada y dada en adopciòn a este famoso coufier.
Fuè demasiada la angustia que ella sentìa y se fuè de la casa , su padre estaba desesperado buscàndola , Lucìa lo llamò y le dijo que de la ùnica manera que volverìa serìa si aceptaba que Cipriano fuera su novio.
Asì fuè , Lucìa volviò , al poco tiempo quedò embarazada y èl le propuso casamiento

María Brambilla

martes, 18 de noviembre de 2008

DIARIO DEL LECTOR

El cuento de Chejov "el secretario" es un relato que atrapa al lector porque se refleja él en la historia narrada, una historia cotidiana donde muestra la relación de un jefe, el erudito, con su secretario en el trabajo.

El diálogo aparece entre ellos pero el erudito constantemente vuelve a su tarea. Mediante ese diálogo la lectura se hace más dinámica y presenta al erudito como una persona autoritaria y exigente, sobre todo con el horario donde repite constantemente que "el tiempo es oro".

La trama adquiere poderosa ilusión de vida cuando el erudito, a pesar de su trabajo, se interesa por cosas cotidianas que cuenta el secretario como por ejemplo cómo caza a los pájaros y las tarántulas.

Las acciones las describe de tal manera que el lector se imagina la escena, por ejemplo, cuando el erudito cuenta a su mujer que el secretario siempre llega tarde y que lo va a despedir; ésta parte hace imaginar al lector el enojo y la bronca del mismo. Por otro lado, el erudito muestra al secretario el lado culto, dando a conocer las lecturas que tiene que realizar. El final es una vuelta de tuerca porque hace suponer al lector que lo va a despedir al secretario y sin embargo sorprende en las últimas líneas "Se está acostumbrando a él y, si lo reprende cuando llega tarde, es sólo porque extraña su charla sobre las tarántulas y cómo se cazan los jilgueros". Ellos seguirán en el despacho mientras tengan algo qué decirse.

Sabrina Mellera.

lunes, 17 de noviembre de 2008

LOS ESCLAVOS

por Marìa José Grenabuena

No podía entender por qué tanta persecución, por qué tanta hostilidad, todo lo que hacíamos en nuestra casa estaba mal; si dejábamos un vaso, ese no era el lugar correcto; si decidíamos cortar el pasto, no era la época correcta, si dejábamos las persianas bajas, había que levantarlas, las cosas en la casa se hacían a la hora, el día y de la manera que Helmer, nuestro sirviente, decía y quería.

Helmer era una persona sombría, solitaria, callada, de andar lento, de voz ronca, áspera, lastimera, y de unos modos muy toscos y agresivo en su hablar. Seco, la palabra exacta y nada más, nunca un comentario de nada, nunca una sonrisa, nunca supimos de su familia, ni de sus gustos y preferencias, sólo recibíamos de él críticas, órdenes y malos tratos, como si nos estuviera castigando por estar en nuestra casa, la que habíamos recibido por un testamento de un señor amigo de unos vecinos nuestros, que jamás en nuestra vida habíamos visto, pero que él nos conocía y nos quería mucho, por eso nos había tenido en cuenta; así nos contaron nuestros vecinos. A lo mejor no era cariño, sino lástima lo que sentía por nosotros…

Realmente pasamos unos años muy duros en esa casa, vivíamos apesadumbrados, oprimidos, sentíamos que no teníamos libertad, que no podíamos resolver nada, siempre estaba él ahí poniéndonos un pie encima, no dejándonos respirar… era imposible vivir así, no teníamos paz, hasta un día quiso hacernos pelear con mi señora, le dijo que me había visto a mí dándome un beso con una muchacha que vive en la otra cuadra, armó una situación confusa con mi esposa, que los dos logramos superar, con diálogo y confianza. Tengo malos recuerdos, lo único lindo fue haber recibido esa casa en herencia, que nos hizo salir de nuestra pobreza, dejar el rancho que se nos estaba cayendo a pedazos para trasladarnos a una casa hermosa, con todas las comodidades. Para colmo, junto con la casa nos vino el sirviente, que, según lo indicaba el testamento, estaba prohibido expulsar. Fue una cruz bastante pesada, que tuvimos que cargar durante algún tiempo.

Afortunadamente, hoy, esta es una historia vieja, y cerrada, porque la casa ya la vendimos, pero lo más raro de toda esta historia se nos develó el día que Helmer murió, ese día comprendimos todo, y a la vez, casi nos morimos nosotros también; nos enteramos que nuestro sirviente no era nuestro sirviente, sino que el propio Helmer era el mismísimo dueño de la casa que habíamos recibido en el testamento, y ahí entendimos quiénes habían sido los verdaderos esclavos.

sábado, 15 de noviembre de 2008

El otro yo


Todos dicen que estoy un poco raro estos dias.
Mi psciòlogo me comunicò que estoy pasando por un perìodo de stress a lo mejor producido por el exceso de trabajo y responsabilidades.
A veces hago y digo cosas que luego vièndolas a la distancia no comprendo còmo las hice y las dije.
Me parece desconocerme.
Hay muchas cosas que me gustaban y dejaron de gustarme.
Por momentos veo lugares, escucho canciones conversaciones que me resultan conocidas aùn cuando nunca estuve allì o nunca las oì.
Esa misma noche al llegar a mi casa estuve largo rato peinàndome, cosa que nunca me detenìa a hacer.
De pronto emitì una pregunta como para monologar conmigo mismo:
- A caso el que sale todos los dias a la oficina con su camisa blanca y pntalòn cafè siempre apurado para no llegar tarde ¿¿SOY YO??.
De repente un sudor helado corriò por mi espalda y mi cara parecìa quebrarse al oìr una voz que venìa de la imagen del espejo y me hablaba con mis propios labios:
- No. Soy yo el que està dentro de ti.
Soy tu otro yo.
Scaglia Mirta

DIARIO DE LECTOR

De los cuentos leídos podría decir que:
* no siguen la estructura lineal de los cuentos tradicionales;
* en algunos aparece el narrador desde un YO protagonista o tratando de confundir al lector;
* utilizan vocabulario cargado de mucha fuerza y sentido;
* en ocasiones sólo se escucha la voz del narrador y en otras está en diálogo con los otros
personajes
* narran episodios cotidianos, verosímiles con (o a?) la realidad, en algunos se dan nombres y lugares reales para dales credibilidad, jugando con lo histórico y los saberes del lector;
*en casi todos prevalece la parte psicológica y/o carencia de algo o alguien;
*toman como estrategia de atrape o atención el juego/relación/mezcla del protagonista y los otros personajes, cosa que el lector quiera llegar a descifrar debiendo realizar una lectura más profunda;
* a diferencia de los cuentos tradicionales que se transforman en obvios o de final totalmente predecibles, éstos no lo son.

Claunaje

ME ENAMORE SIN IMPORTAR NADA

por María Brambilla

Cipriano era un chico màs bien bajo de pelo castaño y ojos que reflejaban una constante tristeza.
En el verano conociò a una chica de la cuàl se enamorò.
Èl pertenecìa a una familia humilde constituìda por nueve hermanos, su papà habìa fallecido y èl se habìa hecho cargo de la familia.
Lucìa , la chica de la que se enamorò , era la hija de un famoso coreògrafo , ella le cuenta a su padre lo que le estaba pasando con el chico y èste le prohibe volver a verlo cuando se entera de su situaciòn econòmica.
A ella no le importò nada ,su corazòn la decìa que tenìa que seguir con ese amor.
Planean encontrarse en un bar, era el dìa de la primavera.
Todo estaba arreglado su mejor amiga la invitaba a dormir y a la noche ellos se encontrarìan .
Cipriano pide a su hermano que lo ayude en su arreglo personal para la cita.
Éste desesperado ante el pedido entra en una lujosa sastrería y roba un traje,zapatos y camisas.
Corre al auto en el cual su hermano lo esperaba.El mismo fue interceptado por la policía.Se produce un tiroteo y Cipriano resulta herido en el brazo izquierdo,perdia mucha sangre ya que su herida era profunda.Logran despistar a la policía y concurren a la guardia del hospital ,allí lo curan.Los médicos dan aviso a la policía y los capturan.
En el trayecto a la comisaría ,éstos logran escapar del auto arrojándose del mismo.Varios patrulleros los persiguieron pero conocían otros accesos y logran esconderse en un baldío.Su herida era muy profunda y sangraba sentì que se desvanecìa.
Faltando segundos Cipriano llega al bar y encuentra a Lucía , se veía muy hermosa.
El chico cuenta lo que le había ocurrido y ella no podía creer lo que escuchaba hasta que vió la herida en su brazo.Pasaron varios meses y se siguieron viendo a escondidas hasta que un día él recibe una herencia y se transforma en una hombre rico.El padre de Lucía ahora lo acepta como yerno y deciden casarse.

viernes, 14 de noviembre de 2008

DIARIO DE LECTURA

El comentario lo hago en base al cuento "La Navidad es triste para los pobres", relata la sucesiòn de encuentros entre el ascensorista con las personas del edificio contàndoles su pobreza , lo que hace que no pueda comprar regalos.Todos se compadecen regalàndole cosas que en realidad son las sobras. El cuento està escrito en primera persona , se destacan : la tristeza, los deseos frustrados . A travès de la caridad los protagonistas cobran valor

María Brambilla

CASUALIDAD O DESTINO

por Claudia Nájera

En Oberá era un secreto a gritos…

Qué casualidad tan parecidas, mismas características físicas, mismas deficiencias.

Ellas que se conocían desde siempre se divertían jugando a que eran mellizas, pero…nada más.

Muy a pesar de Celeste. Anahí era la más querida en el pueblo por su dulzura y bondad.

_”Pobrecita – decían las comadres – siempre pensando en los demás. Es un angelito”.

Comentarios como éste ponían de muy mal humo a Celeste, que por supuesto se reconocía perfectamente resentida por la situación.

Ya más grandes, si sospechaban algo por los comentarios, lo disimulaban muy bien. Trataban de diferenciarse en el corte de cabello, estilo de ropas o comportamiento.

Nunca más se habló del tema, claro que había otras preocupaciones, otras prioridades, o así lo creían.

Era tal el estado desesperante que se vivía en el pueblo, pobreza, desolación, polvareda, que les urgía la necesidad de vivir, y Celeste, utilizando todo tipo de artimañas, persuade a su amiga a que la siguiese en su sueño y llegar a ser realidad la vieja fantasía: vivir en la gran ciudad que tanto anhelaba de las novelas que llegaban cada tanto por el único canal de T.V. que podían ver.

Pero…qué, qué harían ellas sin estudio ni experiencia laboral en Buenos Aires – se preguntaba Anahí con temor.

No era que no importaba el temor de Anahí, pero estaba la ilusión de una “mejor vida”, no se cansaba de repetir Celeste.

Fue así que entre llantos, besos, abrazos y promesas, llega el día. Rosa, a quién tanto le había costado criar y educar en valores a Anahí, le ruega que bajo ninguna circunstancia dejara de ser una persona de bien.

_ Es mejor ir descalza por la vida y andar con la frente en alto que… no poder volver al pueblo por vergüenza, le decía cada vez que podía.

Como las despedidas les eran muy dolorosas, prefirieron que nadie las acompañara a la estación.

Ya en viaje, a Anahí se le mezclaban los sentimientos de angustia por alejarse de los suyos, el temor a lo desconocido, el calor agobiante, el vaivén del tren, el bullicio de los demás pasajeros, el llanto de algún bebé,… tan nerviosa se sentía que no cesaba de revolver los papeles, números de teléfonos, nombres de referencias de posibles empleadores y calles.

_ ¿Qué estoy haciendo? - se escuchó preguntándose a sí misma en voz alta, mientras se sentía acobardada por la situación y perturbada por Celeste, que se paseaba por el pasillo como si nada, mejor dicho de modo tal, que la desconocía.

Claro está ahora, el entonces comportamiento de Celeste, que había logrado poner en marcha su plan.

Luego de horas y horas de andar, en muchas ocasiones a paso de hombre, por lugares totalmente desconocidos y haber compartido tano tiempo con toda aquella gente, hasta se podría decir que entablaron una relación de “amistad”; con uno de ellos en especial, bien parecido, elegantemente vestido - casi casi como Roberto Alberto, el protagonista de la novela de turno-, sentado a tres asientos con Celeste.

Recuerda Anahí haberlos visto cuchicheando, observándola y riéndose de forma desvergonzada y groseramente. Se comunicaban por celular, seguían cuchicheando hasta que, con mucho disimulo Celeste recibe dinero y se aleja hacia el baño.

Al llegar a la estación de Paraná y al ver que su amiga no regresaba, Anahí sale en su búsqueda, pregunta a algunos pasajeros. Nadie sabe nada, hasta que una chica, con aspecto y comportamiento extraño para su modo de vida, le dice que la “piba” que estaba buscando, había bajado al baño de la estación, con cara de no sentirse muy bien.

Anahí con mucha desconfianza pero sintiendo también que no le quedaba otra, bajó del tren, busca los baños, pregunta a uno y a otro, tan alocadamente que ni siquiera escucha sus respuestas; sigue buscando, corre por el hall central, por los pasillos, cuando se da por vencida regresa al tren, pero a otro equivocado, sin destino, amiga ni pertenencias. Baja corriendo, atropellándose a cuanto pasajero recién llegado, vendedores ambulantes…o a quien se le atravesaba. Lloraba, miraba sin ver, le daba la sensación de que estaba gritando y nadie la oía.

_ ¡Por Dios, qué me está pasando!, retumbó en toda la estación como un estruendo al momento en que cae estrepitosamente al suelo.

Desde entonces, según los que se atrevieron a atestiguar, vivió perturbada, comunicándose sólo a través de la pintura, que siempre eran las mismas figuras.

Ahora sé que debió ser así, que yo era la persona indicada. Destino, casualidad?

Recuerdo que al principio me molestó, y mucho. Claro… qué justo el fin de semana largo!!, recuerdo que no dejaba de maldecir y de leer la nota entregada por Pedro, el cadete, a primera hora de la mañana.

MEMORANDUM Nº 193

Asunto: Convención de Psiquiatría

Se comunica a usted que por ausencia del Sr. Director responsable, se lo ha nombrado representante natural del mismo para la Convención a realizarse en la ciudad de Paraná.

Para más información remitirse a la oficina de personal.

Pero bueno, allí estaba yo, valija en mano, recorriendo los pasillos del viejo edificio de la calle Paysandú al 1038 de Paraná, cuando de repente vi algo que me era muy familiar; una al lado de la otra, como si me estuviera guiando a algún lado ya prefijado o predestinado. No creo en las casualidades, sí en el destino.

Todas eran la misma figura, sólo cambiaba el color de su cabello o peinado. Ya con desesperación me encontré cara a cara con ella. Pero era ella?. Sentada en un rincón de la habitación, delgada, demacrada, con el cabello desprolijo, la mirada vacía y sus las manos llenas de pintura, señal que sin dudas era la autora de aquellos retratos.

_Es un caso de personalidad múltiple – escucho a mis espaldas – venga doctor, lo estábamos esperando.

En ese momento no me salió palabra alguna. El resto del día estuve en la convención sólo de cuerpo presente, no me pregunten qué se dijo pues mi mente estaba en la habitación 210.

Aproveché el break para escaparme y averiguar algo más de… quién en realidad?

Por supuesto que ya conociendo los códigos internos de este tipo de institución, sabía de los celosos profesionales que tenemos los médicos para con nuestros pacientes, así que tuve que moverme con mucha cautela.

En el momento que me hallé frente a ella, creí vivir otra vida, en otra dimensión. Me desconocía, nunca jamás, bajo ninguna circunstancia me había quedado sin saber qué decir, pero siempre hay una primera vez y fue ese día.

Creo que perdí todo profesionalismo al avasallarla con preguntas. ¿Quién era?, ¿Cómo había llegado allí? Y sobre todo ¿cómo conocía a Anahí?, pues estaba absorto por el parecido.

_ Sí, sí, Celeste y yo Anahí – repetía como un autómata.

Confundido, pero con la intención de hacer las cosas correctamente, me retiré antes de que se alterara y se pusiera violenta. La quería bien despierta, sin el efecto de ningún tranquilizante.

Localicé al director y le pedí trabajar unos días con ella, simulando un estudio con pacientes de igual patología.

Sacando a relucir una batería de técnicas y estrategias psicoanalíticas, estaba decidido a llegar al fondo de la cuestión de cualquier modo. Debía resolver mi hipótesis, porque si algo estaba clarito era que eran dos, pero mellizas?, si era así por qué Anahí no había dicho nada?

En un acto de arrojo decidí mostrarle la fotografía que siempre llevo conmigo, en la que estamos con Anahí el mismo día en que nos conocimos, y… se puso histérica.

La dejé descansar y al otro día la encontré en el parque, sentada el sol – algo inusual para ella- escuché que decía una enfermera. Estaba allí, tiesa, con algo sobre su falda en posición semifetal, como queriendo proteger aquello con su cuerpo..

Dudé en presentarme pero pudo más la curiosidad, fue así que al verme, entrecortado, balbuceando, me entrega algo así como un diario íntimo pero lleno de recortes de revistas a modo de colage.

Para mi sorpresa… sí, sí, como ya se pueden haber imaginado, lo allí representado eran lugares y momentos específicos de su vida.

Para mí todo un deja vu. Todo me llevaba a la familia de Anahí, así que haciendo mil y una conjeturas, llamé a Rosa, que si bien no nos conocíamos personalmente, siempre estábamos en contacto con ella, y sin darle muchas explicaciones por teléfono, fingí necesitarla por un asunto de trabajo y quedamos en que iría a buscarla a la estación de trenes. Al llegar la reconocí enseguida, estaba emocionada, sospechando que algo andaba mal, lo primero que me preguntó fue por Anahí.

-Está muy bien en Buenos Aires,, le pedí que viniese por otro motivo. Quiero que conozca a una persona que me tiene impactado desde hace unos días y no sé por qué supuse que usted es la única persona que puede disipar mis dudas.

No quise adelantarle nada más, recuerdo el silencio ensordecedor del viaje hasta el hospital. No quería pensar en nada, sólo que las cosas sucediesen por sí solas. Ni siquiera me atrevía a mirar de reojo a la mujer que la tenía a mi lado; sí podía verse en ella sencillez personificada.

Cuando llegamos pregunto por la paciente de la 210, estaba en el jardín. Rosa al verla queda sin respiración, petrificada, dejando caer todo lo que llevaba en sus manos. Corre, toma el brazo izquierdo y verifica la presencia de aquellas pecas del brazo y antebrazo, que al flexionarlos se hacían una.

Caen al suelo de rodillas, se miran, ríen y comienzan un juego de manos como los que solían jugar de niñas, el momento siguiente fue inenarrable, más aún cuando Rosa me miró diciendo

_En Oberá era un secreto a gritos.

LAS CARTAS DE ISABEL

Nunca supe exactamente cual fue el motivo pero mi abuela y mi madre tuvieron una gran discusión y el orgullo las arrastró hasta el abismo. Mi madre decidió irse tras ese hombre, y me llevó con ella quien sabe por qué motivo. Al llegar a Buenos Aires me dijo que, en adelante, correría peligro si estaba a su lado. Y fue entonces cuando me dejó abandonada en la puerta de un internado religioso. Todavía suena en mi cabeza su advertencia: “Volveré a buscarte. Si te vas, jamás volverás a verme”.

Crecí entre el desamparo y la supervivencia, sintiendo cómo la espera interminable se transformaba en dolor y en odio. La ira que me provocaba el abandono casi me convirtió en un animal salvaje, hasta que un día, llegó la primera carta para mí, firmada por Isabel. Y desde entonces fueron dos por año. Dos sobres que perfumaban mis manos, que no amenazaban, que no prometían, utopías disfrazadas de cuentos de hadas, que arrullaban mi sueño de libertad, de familia, de amor. No lo supe entonces pero no era yo solamente quien las leía. En una de las últimas cartas decía que pronto llegaría el final y podríamos vernos, pero en las siguientes, las líneas comenzaron a ondularse desordenadamente y las letras volaban libres por el papel, sin dejar de ser de ella…y para mí.

Y una vez, todo acabó. Pasé dos navidades sin cartas y dos años busqué entre hojas amarillas el motivo de su ausencia, como si hubiera, escondida entre líneas, una clave para descifrar. Hasta que Ana, me propuso huir a buscarla.

Antes de la madrugada, abordamos el tren a Posadas, escondidas en los baños. A mitad del viaje en una parada desoladora me rogó que bajara a buscar agua señalándome una casa que estaba a unos cuantos metros de las vías, fingiendo desvanecerse. No pude alcanzar el tren, ni las cartas que iban guardadas en una bolsita de lienzo, que dejé sobre las piernas de Ana.

Después cometí el segundo error, toqué la puerta de esa casa, que no era otra cosa que el mismísimo infierno, donde no pasaba el tiempo, donde dormí deseando no despertar jamás.

En el fondo del miserable pozo del horror pensé en su maldad y quise odiarla, pero aún allí, todavía podía entenderla y, en cambio aborrecía mi conciencia, esa que me mostraba que la orfandad destruye los andamios de la vida, que uno se vuelve superviviente, que a partir de entonces comienza la cacería, el ahogo del amor y en el umbral de la desesperación, el regocijo del demonio. Porque no se puede cargar con el infortunio y ver la luz de la dicha alumbrando para otro lado, es necesario apagarla para todos. Ese termina siendo el motivo de la aborrecida existencia de quien crece en el abandono.

Entre tanto desconsuelo, aconsejada por una voz metálica e insistente provoqué mi propio final. Y no pudo ser.

Supe después que, cuando ya no servía, tiraron mi cuerpo en un monte, donde más tarde me encontró La Curandera. Me desperté en la habitación de un rancho seco y polvoriento. Desde el lecho de trapos donde me encontraba podía ver sus pies entrando y saliendo del recinto. La primera vez que la vi acercarse a mí, traía una taza de loza despintada, se inclinó y me dijo:

- Tomalo ligero. Es para limpiar las entrañas.

Y bebí la infusión amarga, oscura y grumosa mientras ella sostenía mi cabeza con una de sus manos.

Por la noche, se sentaba en un rincón de la pieza donde la tenue luz del firmamento que se colaba por una pequeña ventana, sólo me dejaba ver sus piernas cubiertas por una manta. Desde allí murmuraba balbuceos entrecortados que sonaban a ronquidos. Así pasaron, quien sabe, cuántos días o semanas y mi cuerpo se iba aliviando.

En el punto cero de una noche tenebrosa me dijo:

- Es necesario recuperar el destino hurtado y debemos hacerlo ahora, antes de que se extinga de tu ser la fuerza incontrolable que contagia la maldad a las almas que fueron ultrajadas.

Después me dijo que iba a provocar una visión de pasado y futuro para invertir los destinos porque era menester castigar al traidor pero que yo debía volver a cruzar del lado del sufrimiento como prueba de la fortaleza que exige la magia. Acepté sin entender. Ella se veía segura de lo que estaba por suceder y me puse en sus manos. Fuimos atrás del rancho. Ella llevaba una pala y yo, un farol. Desenterró una caja de grueso metal. Dentro de ella había tres piedras. Me indicó que tomara una y soportara el dolor hasta que pudiera ver. Tomé la primera. Estaba tibia. La Curandera recitaba una extraña frase una y otra vez. Empecé a sentir fuertes puntazos en mis ojos y luego pude verme en el orfanato. Y pude ver a Ana leyendo cartas que nunca recibí.

La piedra comenzó a enfriarse y la dejé.

La mujer me indicó que tomara la segunda. Estaba caliente a tal extremo que debía cambiarla de mano para no sufrir quemaduras inmediatas. Comenzaron a aparecer en mi cabeza, como pinturas que iban intensificando sus colores, otras escenas que mostraban a mi abuela sosteniendo un cartel con mi foto y la de mi madre ente la muchedumbre. Las imágenes se apagaron y la piedra se entibió.

Tomé la tercera piedra cegada por la incertidumbre. El dolor fue casi insoportable. La piedra consumió la carne de mis manos de tal manera que no podía concentrarme en las imágenes que se dibujaban delante de mí, pero pude ver a mi abuela desconsolada, identificando un cuerpo sin vida. Estaba por dejar caer la piedra cundo alcancé a ver a Ana en una gran casa antigua tirando dentro de una bolsa de desperdicios un retrato de la niña que fui un día junto a mi abuela.

La Curandera trajo un balde con agua desde el pozo del rancho y me pidió que sumergiera las manos en el agua. Mientras ella tiraba todo tipo de hojas y semillas en el agua. Después untó mis manos con ungüento verde oscuro mientras reía a carcajadas aterradoras, macabras. Comenzó a llover torrencialmente y los rayos que iluminaban la noche me permitieron ver a lo lejos una montaña de rocas que crecía.

Partí de la Estación de Chajarí hacia Posadas. Cuando llegué, caminé sabiendo hacia donde iba alejándome de la ciudad. A lo lejos pude verla, esperándome sentada bajo el alero de madera. Y la recuerdo, corriendo por el rojo sendero, a mi encuentro.

Ahora, administro “La Posada de Isabel” y durante la cena de mis huéspedes puedo contar, a quien quiera oír, la leyenda del ánima de La Malvada Impostora que yace sepultada bajo una pila de rocas candentes, en un rancho viejo, perdido en el monte a mitad del camino entre Buenos Aires y Misiones.

Ana Pérez Cazal.

jueves, 13 de noviembre de 2008

LA VENGANZA

de Andrea Yael Rolón

Laura estaba a punto de cumplir 19 años, vivía con su hermana, Lourdes, diez años mayor que ella. Las hermanas eran muy queridas por todos en el pueblo…por casi todos, pues siempre hay alguien al que uno no le cae bien , imposible llevarse bien con todos.

Inesperadamente Lourdes enfermó. Los días pasaban y no mejoraba. Laura comenzó a angustiarse, los médicos no acertaban con el diagnóstico ni tenían buenas expectativas sobre el futuro.

Ante la pérdida total de esperanzas Laura recordó que en el pueblo vivía una anciana, Doña Chela, la curandera. No estaba segura si todavía existía, hacía años que no la veía paseándose con su changuito lleno de verduras. Pero como la urgencia prevalecía salió despedida como una flecha con destino: la casa de Chela. Llegó toco la puerta y ahí estaba. Doña Chela se asomó por la ventanita que se ubicaba a la izquierda de la puerta, no parecía de buen humor, pero a pesar de esto la atendió. Después de escuchar lo que Laura tenía para decir, Doña Chela mujer de pocas palabras, anotó un nombre en un papel. Lourdes debía tomar la medicina que ella indicaba antes de las 48 horas siguientes, pues no había vuelta atrás. Según Chela Lourdes era víctima de un embrujo o maldición, lo único que la salvaría sería lo que ella recetó. El inconveniente era que “la salvación” no se conseguía en el pueblo, debía viajar a la ciudad más cercana.

El micro local que la llevaba a destino salía a la mañana siguiente, solo tardaba seis horas por lo cual Laura consideraba que estaba con tiempo suficiente para llegar con lo necesario y que su hermana recupere la vitalidad perdida.

Una vez que arribó el micro se acomodó en el segundo asiento, al lado de una joven unos años mayor que ella. Laura no sabía que su acompañante la conocía, no sólo a ella sino a su hermana y sus padres. Los padres de Laura y Lourdes murieron en un accidente automovilístico, hace unos años, cuando realizaban un viaje de placer junto a una pareja amiga. La fatalidad fue inevitable, murieron los cuatro integrantes del auto.

Laura notó que su compañera de viaje la observaba detenidamente, como si algo le quisiera decir y no se animaba. Hasta que por fin se rompió el silencio iniciando la charla con el típico tema del estado del tiempo y el calor que acogía el pueblo desde hace varias semanas. Cuando entraron en confianza la joven se presentó:

-Mi nombre es Úrsula, voy para la ciudad a visitar a una amiga ¿y vos, también vas de paseo?- preguntó, como queriendo obtener información. Laura, inocente y confiada, le contó:

- No… ojalá, mi hermana está enferma… está grave. Debo conseguir un remedio para que la salve. Realmente me tiene muy angustiada, hace unos días que está mal y no se recupera…

Úrsula se hizo la sorprendida, trató que no se note su contento, pues ella conocía muy bien a las hermanas, para disimular se mostró preocupada y ofreció su ayuda.

-¡Que angustiante! Si querés puedo ayudarte a ubicar el negocio donde venden el remedio, viajo seguido la ciudad, la conozco de memoria!

-Sería de gran ayuda, no es un negocio, es una casa particular y la verdad que no me ubico muy bien con las calles en ese lugar.

Una vez que el micro arribó el lugar las dos emprendieron el camino a la dirección convenida. Consiguieron la medicina y Úrsula le pidió Laura que la acompañe a realizar unas compras. Laura accedió, recorrieron varios negocios, se llenaron de bolsas de compras y finalmente se separaron para continuar cada una con su camino. En ese momento Úrsula aprovecho para confundirla a Laura y, entre tantas bolsas, intercambiar la que correspondía al remedio por otra que contenía un frasco insalvable para quien lo consuma.

Laura sin sospechar de lo sucedido volvió a su casa, se reencontró con su hermana, convaleciente. En una mezcla de ansiedad y desesperación abrió el paquete que contenía la medicina y advirtió que…no era la que había adquirido en la ciudad. Abrumada pensó y pensó qué podía haber sucedido. En ese momento Úrsula apareció, sorpresivamente, de la habitación contigua. Laura estaba desbastada… Cómo llegó a su casa antes que ella? Qué pretendía?

- ¡Qué sorpresa! Nos volvemos a encontrar…- dijo Úrsula con un tono irónico

- ¿Qué haces en mi casa?-dijo Laura

- ¿Qué hago?... vengo a ver morir a tu hermana. Como tus padres vieron morir a los míos y no hicieron nada…

Laura quedó sin palabras y comenzó a atar cabos en su mente. Trató de calmar a Úrsula, explicándole que esa situación fue hace años, ella y su hermana nada tuvieron que ver, es más ellas también habían perdido a sus seres queridos y no por eso buscaban culpables ni venganza. Pero Úrsula estaba enceguecida, acusando al padre de Laura que era el que conducía en el momento del accidente como el responsable de la fatalidad y al estar en ausencia física pretendía que Laura y Lourdes pagaran por lo sucedido. Sacó de su bolsillo el frasco con el remedio para Lourdes y ante la amenaza de destruirlo contra el piso Laura se abalanzó sobre ella. Lidiaron unos segundos, hasta que en un movimiento fortuito, Úrsula se patina golpeándose la cabeza y Laura aprovecha a quitarle el frasco. Rápidamente lo abre y se lo da de beber a su hermana, Lourdes ya estaba a salvo.

Laura estaba contenta por la mejora de su hermana pero intranquila porque debía deshacerse de esa joven que yacía en el suelo de la habitación de su casa. Lo único que se le ocurrió fue llamar a la policía. Cuando los agentes estuvieron allí, reconocieron inmediatamente a la persona. Laura explicó lo sucedido y los policías también a ella. Úrsula había escapado de una clínica psiquiátrica hace un tiempo, en la cual vivía desde que sus padres fallecieron y por el shock de lo sucedido sus familiares no tuvieron más remedio que internarla allí.

Con los días Lourdes empezó a mejorar y Laura a recuperar la calma. Las hermanas continuaron con su vida. Felices. Tranquilas.

miércoles, 12 de noviembre de 2008

Diario de Lectura “¿Por qué no bailáis?”de Raymond Carver.

En una primera lectura, la “fantasía” es lo que llama la atención en este cuento. Si bien, en un principio parece que todo lo que se narra es de corte bien realista; es inevitable observar puntillosamente ciertos aspectos: encendió la lámpara de la mesita, el televisor, la batidora… (¡¿estaban en el jardín?!- sería absurdo pensar en cables y…)

O desde otro punto de vista, (y el que más me convence) y sobre la base del final; podría interpretarse que pudo existir un crimen “El tipo era de edad mediana…” o bien con la frase “Los chicos estaban sentados a la mesa. El hombre los miró. A la luz de la lámpara, creyó ver algo en sus caras. Algo agradable o desagradable. ¿Quién podría saberlo?” (…)

Esta teoría del crimen podría tomar cuerpo a partir de la interpretación del título del cuento. “¿Por qué no bailáis?” hace referencia a una invitación pero ¿a qué? Para dar sentido a mi pregunta me remito al diccionario y a los múltiples significados de la palabra bailar

Bailar: Ejecutar movimientos acompasados con el cuerpo, brazos y pies. || Retozar de gozo. || Dicho de la vista: Adquirir o tener viveza. || coloq. Hond. matar (ǁ quitar la vida). || coloq. Hond. robar ( tomar para sí lo ajeno). || Cuba. robar (tomar para sí lo ajeno). || coloq. Cuba. Dicho de una persona: Tener relación sexual con otra. || El Salv. engañar ( inducir a tener por cierto lo que no lo es).

Si no me equivoco el cuento es una traducción (supongo del inglés), para ver cuál sería el doble significado que se le otorga al “bailar” se debería ver el original o determinar/ buscar una conexión con el traductor.

M. Cecilia Tijero.