miércoles, 5 de noviembre de 2008

El pecado


Nunca pensé que yo podía cometer algo así.

Cuando la conocí a ella creí y confirmé el amor a primera vista. Una tarde como tantas bajé del departamento al almacén de la esquina, donde atendía una mujer mayor que despertaba en mi ese mal humor que tenemos todos los seres humanos porque había que repetirle muchas veces lo que ibas a comprar. Pero ese día, no fue así, fue distinto porque encontré a una bella señorita de unos veinti pico de años. Era tan bella, tenía cabellos rizados rubios, su piel se veía suave y humectada, sus ojos dos gotas de agua cristalina, su cuerpo era una figura perfecta con sus partes bien contorneadas. Ella sí era hermosa, tan hermosa que al verla quedé anonadado y como un tonto comencé a tartamudear:

-Hooo…la..se…se…ñorita

-Hola señor ¿qué va a llevar?

-un fras…co..co.de.ca…ca..fé.

-Bueno señor, algo más.

-No –contesté- y me fui rápidamente.

Llegué a mi casa y ella seguía presente en mi mente. Me recosté en un sillón y pensé cómo iba a hacer para acercarme, cómo podría llegar a tener una amistad, hasta ahora no pretendía nada más que eso.

No había un día que no iba al almacén y ella siempre ahí con su sonrisa inocente, tan inocente…. Después de un tiempo comenzamos a conocernos, la invité a salir pero ella cada invitación me rechazaba, quizás por la diferencia de edad o quizás porque yo no seria el hombre que querría para su vida. Mi cabeza invadida por pensamientos y suposiciones provocaba en mí un malestar, una fuerza mayor que salía de adentro, ese no era yo, no me conocía ni yo mismo. La obsesión por tenerla fue más grande, ella me correspondía, de alguna manera u otra iba a ser mía. Entonces, durante semanas pensé y pensé como podría llegar a conquistarla. Pero no, cada vez se alejaba más de mi, era como si me tuviera miedo. Eso me volvía loco, me desesperaba la idea de pensar que nunca iba a hacer mía, solamente mía. Y fue así que imagine lo peor. Fui al almacén, entré y entre charla y risas, esperé que no quedara ningún testigo. Recuerdo que eran como las doce de la noche. Cuado vi el momento oportuno me abalance sobre ella de una manera abrupta, tapé su boca con mi mano, agarré mi bufanda, y comencé a envolver su cuello hasta que me encontré con las dos puntas y empecé a tirar fuertemente de ambas. Su cara se iba transformando, sus ojos se llenaron de lagrimas y comenzaron a deslizarse por sus pómulos, sus manos hacían todo lo posible para sacar mi pesado cuerpo, pero no pudo. Me acerqué despacio hacia su oído y susurré: "Hubieses sido feliz a mi lado". Su rostro cada vez iba poniéndose más azulado, hasta que cerró los ojos. Esperé unos minutos y llevé mi mano hacia el cuello para ver si todavía respiraba. Pero no… no respiraba. Ciego, salí corriendo del almacén y me alejé unas cuantas cuadras. Solamente pensaba en lo que había hecho, no podía creer de lo que era capaz de hacer por algo que no me correspondía. Puedo asegurar que no era yo, era otra persona. Mi cabeza en cualquier momento iba a estallar, necesitaba estar tranquilo, pedir ayuda…. Caminé unos metros más y entré a un salón donde había imágenes de niños, hombres, mujeres... Miré hacia el costado y golpeé en una puerta que tenía una ventanita. Una voz gruesa dijo- si hijo diga en que lo puedo ayudar…

- Padre yo… Padre yo que era una persona normal… he cometido el pecado más horroroso de mi vida…

-¿Cuál hijo?

- Padre he matado.

El silencio invadió mi consciencia, y no me quedó otra que salir corriendo.

Sabrina Mellera

3 comentarios:

Anónimo dijo...

ESTUVO MUY BUENA LA TRAMA YO HUBIESE PREFERIDO UN DIÀLOGO MAS PROFUNDO , MIENTRAS LEÌA ME IBA IMAGINANDO ESE FINAL

Anónimo dijo...

me atrapo desde que lo empece leer, me gustaron las descripciones y la forma en que esta narrado.Pero no pude encontrar ninguno de los dos argumentos que nos dieron como consigna para elaborar el cuento

Anónimo dijo...

El asesino a ejecutado un acto, matar. Ante este acontecimiento va a la iglesia y se confiesa. El indicio de que el padre se quede en silencio es interpretación del LECTOR. quizas me equivoque y no respete la consigna pero fue lo que me salió.sabrina