domingo, 14 de septiembre de 2008

NAUSÍCAA


Nausícaa es la protagonista de una de las más célebres leyendas narradas en la Odisea. Es la hija del rey de los feacios, Alcínoo, y de Arete. De ella se sirve Atenea para lograr que los feacios suministren a Ulises los medios para regresar a Ítaca. En efecto, Ulises ha sido víctima de un nuevo naufragio después de salir de la isla de Capilpso. Tras largo tiempo de sostenerse en el agua, ha sido arrojado, muy maltrecho, a una isla que desconoce, y se ha quedado dormido en un bosque, a la orilla de un río. Durante su reposo, Atenea ha enviado un sueño a Nausícaa. La doncella ha soñado que una de sus amigas le reprochaba su descuido y la estimulaba a ir cuanto antes al río, a lavar la ropa de toda su familia. Por la mañana, Nausícaa pide a sus padres permiso para ir a lavar; ellos se lo dan de buena gana, y la joven se marcha para todo el día, acompañada de algunas criadas, en un carruaje tirado por mulas. Las muchachas lavan la ropa, la extienden luego sobre la hierba y, mientras se eca, juegan a la pelota en la orilla. De pronto, el balón se les escapa y cae al agua; ellas
lanzan un grito, que despierta a Ulises. Éste, que va desnudo, se cubre rápidamente con ramas y se presenta a las muchachas. Las criadas huyen espantadas; sólo Nausícaa permanece quieta, y a ella se dirige Ulises con hábiles palabras, simulando tomarla por una divinidad o una ninfa del río. Nausícaa le contesta y le promete su ayuda. Le da de comer, le presta sus ropas, riñe a sus criadas, las avergüenza por su miedo y por haber escapado en vez de acoger a un huésped enviado por los dioses. Al caer la tarde, Nausícaa piensa en volver a la ciudad; indica a Ulises el camino de palacio, ella regresa en el carruaje con sus sirvientas. Su papel ha terminado. Pero en el fondo de su corazón la han impresionado el infortunio y, sobre todo, la belleza del héroe. Se confiesa a sí misma que le gustaría mucho por marido, y Alcínoo está dispuesto a otorgárselo. Pero Ulises está casado en Ítaca; debe marcharse y no hay que pensar en bodas. Y aquí termina el episodio.
Los mitógrafos han imaginado que, más tarde, Telémaco casó con Nausícaa, y que de este matrimonio nación un hijo llamado Persépolis.

(del Diccionario de mitología griega y romana de Pierre Grimal)

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