sábado, 6 de septiembre de 2008

SIESTA

El sol calentaba las sienes, aplastaba los cuerpos inertes de los árboles, los animales y los campesinos.
La humedad entorpecía los movimientos lentos y pesados.
Mi tía, flaca y huesuda, me mandó a dormir la siesta; como siempre lo hacía.
El silencio y el calor extenuante debían ser los únicos testigos de sus amores con el comisario del pueblo: el viejo Romero.
Yo siempre dormía o hacía el que dormía...
Atontado, confundido, distraído, a veces, con mis revistas de caballos.
Pero esa tarde, los sonidos fueron diferentes, distintos, diversos, como muchos bultos golpeándose. Oía quejidos sordos y extraños. Sucedió tan rápido. La casa quedó en silencio otr vez.
Yo sabía que no debía asormarme al pasillo porque mi maldita tía siempre me lo advertía, con el rebenque en la mano.
A la tardecita, la negra Tomasa salió gritando de la casa alocadamente como si se la llevara el mismo diablo.
Alguien había asesinado a mi tía, ahorcándola violentamente.
"No me sentía muy mal. Ella era muy cruel y no sólo conmigo".
Romero, el comisario, gordo y feo, nos tomaba declaraciones a Tomasa, nuestra sirvienta de color, y a mí, de apenas diez años.
La pregunta llegó acompañada de una terrible presión y una mirada fulminante:
-¿ Vieron entrar a alguien en el cuarto de la señorita Mercedes Vidal Acuña esa tarde?
Tomasa me abrazó fuerte y se adelantó a mi infantil respuesta.
-No, no, no, comisario. Nadie acudía a la casa en horas de la siesta de la señorita Mercedes.
Lo tenía terminantemente PROHIBIDO.

Mirta E. Scaglia

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Mirta, sé que te confundiste en la consigna pero es una lástima desperdiciar el cuento.
Está muy bien escrito. Permite interpretar el final desde diferentes puntos de vista ¿quién es el asesino? ¿el viejo Romero? ¿o somos todos por ser cómplices en el silencio?
M. Cecilia Tijero

claunaje dijo...

Me gustó, pero creo que no responde a la consigna dada, al menos no me doy cuanta, no encuentro las palabras inventadas.

Anónimo dijo...

Tampoco le encuentro las palabras inventadas como lo pedía la consigna, pero el cuento me pareció muy bueno, con mucho contenido en pocas palabras, y coincido con Cecilia. Me gustó que el final permita diferentes interpretaciones.

Anónimo dijo...

Marìa Brambilla


Este tipo de cuento no es de mis favoritos , la trama no me gustò. No significa que estè mal